Luego de la aprobación del desafuero del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, lo que sigue es sustituirlo y enjuiciarlo por los delitos que le imputan, así lo consideró Gabriel Regino García, exsubsecretario de Seguridad Pública de Ciudad de México y abogado penalista.
Para Regino García, lo más racional es que el Congreso de Tamaulipas se limite a acatar las disposiciones de la Federación y designar a quien habrá de sustituir a Cabeza de Vaca -para concluir su mandato, hasta el 2022- en tanto este último enfrenta su proceso por defraudación fiscal, delincuencia organizada y enriquecimiento ilícito.
“Habría al menos dos escenarios que tendrían que cumplirse prácticamente de manera inmediata en virtud de que Tamaulipas no tiene gobernador; el primer escenario le corresponde al Congreso del Estado designar al gobernador sustituto, el Congreso del Estado no puede desacatar lo que determinó el Congreso Federal, no puede oponerse y no puede decir que Cabeza de Vaca sigue siendo gobernador, sería atentar contra los principios de la República Federal y sometería a los diputados a una auténtica rebelión”, explicó Regino García.
“El segundo escenario que tiene que ver con el proceso judicial en sí, a partir de hoy Cabeza de Vaca es un ciudadano más, sin la protección procesal que tenía por el cargo que venía desempeñando, deberá ser citado ante un juez federal para responder al cargo de defraudación fiscal equiparada, delito que no amerita prisión preventiva oficiosa, le permite llevar su proceso en libertad, e incluso alcanzar un acuerdo reparatorio con Hacienda pagando el impuesto adeudado”, agregó.
En cuanto a la votación del Congreso local de Tamaulipas para “no desaforar” a Cabeza de Vaca, Regino García aseguró que: “No tiene ninguna implicación directa en lo que ya determinó la Cámara de Diputados ni tampoco tiene una implicación en el proceso judicial el ahora ya ex gobernador del Estado”, respondió.
“Lo que señala la federación es irrebatible, contundente y tiene que respetarse de manera cabal”, explicó Regino García, pues considera que se trata de tácticas dilatorias.
“Es un estratagema de carácter político con el que buscan generar tiempo y espacios de negociación para la designación de quien va a quedar a cargo del gobierno, pero es un estratagema que no va a tener absolutamente ningún éxito, pero forma parte del folclor de la política en México”, puntualizó.