Una situación considerada como esclavitud moderna se dio esta semana en Naucalpan, Estado de México, cuando la señora María Catalina Acosta Hernández, de 80 años de edad, fue rescatada de sus patrones, quienes la mantenían encerrada en su casa.
Angelina Hernández, sobrina de María Catalina, contactó al Centro de Apoyo y Capacitación Para Empleados del Hogar (CACECH) después de haber perdido comunicación con su tía. Indicó notar ciertas actitudes sospechosas cuando hablaba al hogar donde laboraba; los dueños del lugar le negaron en más de una ocasión hablar con su familiar.
Originaria de la Huasteca Potosina y trabajadora del esta familia por más de 60 años denunció también la negatividad de sus patrones para dejarla salir del domicilio tras poner como pretexto la pandemia de la covid-19.
Entre estas cuestiones, también señaló la falta de su sueldo por más de 3 meses, además de abusos físicos cometidos en el lugar.
Por todo esto, la directora de la organización CACECH, Marcelina Bautista, y la sobrina acudieron el pasado 9 de noviembre a la casa con dirección El Mirador en Jardines de San Mateo, Naucalpan para liberar a María Catalina del abuso de sus patrones.
Luego de ser confrontada por la activista y por Angelina Hernández, la dueña de la casa quiso minimizar su versión, argumentado velar por su integridad física de Catalina debido a la supuesta demencia senil que presentaba.
¡Fui una bruta, fui una bruta! ¿Por qué me dejé? No me agradecen que estoy aquí, se portan muy mal conmigo. La señora me pegaba y ese su hijo, el 'altote', también me dio un manazo un día. Me aguanté y no acusé" indicó María Catalina Acosta Hérnández.
La fundadora del CACEH le indicó a la afectada iniciar una demanda contra sus patrones, con la finalidad de ser indemnizada por los 60 años de trabajo en esta familia.
Según el cálculo de la activista, le corresponderían más de 269 mil pesos.
Esta situación de esclavitud moderna en EDOMEX demuestra los abusos cometidos a las trabajadoras del hogar, quienes pueden pasar toda su vida con un salario más que mínimo, sin prestaciones y sin un contrato que las indemnice del aprovechamiento cometido por sus patrones.
Jesús García