Son 43 años de crear una maravilla de Altar de Muertos con cientos de detalles, piezas pequeñísimas y más grandes. La profesora María Luisa Flores Martínez de Medina, sigue la tradición familiar, la cual tiene más de un siglo, pues lo heredó de su finada madre y ella de los suyos.
Jubilada del Colegio México de Nuevo Laredo, avecindada en Laredo, Texas, la maestra con profunda religiosidad instala su altar al que le dedica muchos días, a la vez que sus rezos y oraciones le acompañan al momento de ofrendar a los suyos en el más allá y de dialogar con ellos, lo suyo es todo un ritual.
Esta vez él mismo tiene 45 difuntos a los que se los dedica, incluido sus cuatro perritos Pug.
Te podría interesar
Hija de Baldomero Flores y de María Luisa Martínez, a esta artista no le hace justicia una simple foto de su altar, son los minuciosos detalles, los pequeños componentes del mismo, lo que sorprende y agrada a quienes tienen la fortuna de apreciarlo de cerca.
Calaveritas de dulce, pan de muerto, la cruz, las velas y veladoras, la sal de grano (purificación), el agua (fuente de la vida), las flores, ni que decir del cempasúchil, el incienso y el copal, las cañas, el papel picado y mucho más que acompañan a las fotografías de los seres queridos que se adelantaron.
Y eso no es todo, la maestra Mari, en diciembre, crea un enorme nacimiento para celebrar la natividad de Jesús. Esa es otra maravilla en la intimidad de su hogar, la que gozan sus familiares, el cúmulo de amistades y vecinos que tiene, nadie se pierde de visitarla.
Basta con ver la vasta decoración del exterior de su hogar para esta celebración de los dos Días de Muertos, grandes creaciones en su jardín frontal y en la pared lateral de su hogar, un cementerio a escala y una enramada de calacas.
La maestra María Luisa no deja morir las tradiciones de sus ancestros, de los de todos los aztecas, esa mexicanidad que en suelo extranjero, tan solo sea en Laredo, Texas, destaca más o da mayor orgullo celebrar.