Una sombría verdad que se mantuvo oculta por décadas, sacude a los dos Laredos: una investigación sobre el tráfico de niños ha salido a la luz a través del nuevo libro del sociólogo y maestro universitario de Texas, Roger Rodríguez, titulado “Pastor de Iglesia, traficante de niños: la vida de Elsa Cuéllar”, que detalla casos de tráfico infantil que ocurrieron durante años en la frontera entre México y Estados Unidos, involucrando a una pastora, Elsa Cuéllar.
Según Rodríguez, muchos niños podrían estar hoy con familias que creen son sus padres biológicos, sin saber que fueron separados de sus madres al nacer.
La investigación de Rodríguez se desarrolló durante casi una década, recopilando testimonios de víctimas, entrevistando a autoridades y accediendo a documentos que no están disponibles al público.
“Elsa Cuéllar nunca pisó la cárcel”, señaló Rodríguez en su libro, refiriéndose a la red que permitió que ella evitara las consecuencias legales de sus actos.
A pesar de que fue acusada de falsificar documentos oficiales, los cargos relacionados con el tráfico de menores nunca se presentaron en el tribunal.
Cuéllar operó desde los años 90, haciéndose pasar por pastora, doctora, abogada o partera, para ganar la confianza de jóvenes víctimas, a quienes prometía una vida mejor y ciudadanía estadounidense. La verdadera intención era mantener a las jóvenes embarazadas para luego vender a los recién nacidos.
Ella convencía a las madres de que sus hijos habían muerto al nacer, facilitando así su macabro negocio de venta de bebés. Las fotografías y los testimonios recopilados por Rodríguez revelan un sistema bien orquestado que dejó cicatrices profundas en la comunidad de los dos Laredos.
El libro también destaca cómo, a pesar de la evidencia acumulada, Cuéllar evitó la justicia. Un fiscal fue misteriosamente reasignado, y los únicos cargos que enfrentó fueron por alteración de documentos.
“Había rumores de que Cuéllar tenía cáncer terminal y que el gobierno no quería pagar sus tratamientos, así que fue deportada”, comentó Rodríguez, quien descubrió que seis años después ella reapareció en Laredo, Texas, predicando en una iglesia. Rodríguez, premiado autor e investigador, tiene la esperanza de que su obra aporte claridad sobre el tráfico de menores y que motive a posibles víctimas a reconocer su historia.
“Podrían ser cientos los hombres y mujeres que hoy, en sus treinta, viven creyendo que sus padres son biológicos”, afirmó.
El libro no sólo ofrece un relato aterrador de los crímenes de Cuéllar, sino que también es un llamado a la reflexión sobre la impunidad y la corrupción en torno al tráfico humano.
La investigación de Rodríguez, que se encuentra en proceso de ser adaptada a un documental, es una voz para las víctimas y un intento de arrojar luz sobre un oscuro capítulo que muchos han preferido olvidar.
“El público tiene derecho a saber qué pasó”, concluyó el autor.