Niños y mujeres en un frío casi insoportable, cubiertos de incesante lluvia o en el extenuante calor y el incómodo sol de otoño, no dejan de caminar por decenas de millas, de día y de noche, siempre a campo traviesa para intentar alcanzar el llamado “sueño americano”.
Esta vez la Patrulla Fronteriza interceptó a 17 indocumentados, entre indefensos infantes y preadolescentes, jóvenes madres y angustiados hombres, que cruzaron el lluvioso jueves 14 de diciembre, caminaron entre el dificultoso fango chicloso de la muy remojada arcilla colorada que impera en los ranchos locales.
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Pero no llegaron muy lejos, porque en el noroeste de Laredo, una camada de nuevos agentes federales, recién graduados y desempacados de la Academia Nacional de la Patrulla Fronteriza, ubicada en Artesia, Nuevo México, les despertaron de su sueño de cambio, esos con los cuales hace muchos días, salieron de sus países de origen, en México, Centro y Sudamérica.
Una partida de agentes novatos de la Patrulla Fronteriza interceptó este jueves entre ranchos del noroeste de Laredo a 17 indocumentados, se trató de varios niños, adolescentes y jóvenes madres, entre el grupo.