Basta caminar por el centro de Laredo o echar un vistazo bajo los puentes elevados de la Carretera 35 para darse cuenta que la localidad tiene un serio problema de personas que viven en el desamparo.
De hecho, un comparativo de los conteos de indigentes realizados por la Coalición para el Desamparo en Laredo, determinó que entre 2019 y 2020 se registró un aumento de 91 personas que viven en las calles.
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Mientras en 2019 el conteo arrojó un total de 213 desamparados, el del año 2020 demostró que había 304 que viven en la indigencia. De esos 304, 268 son mayores de 18 años, 36 tienen menos de 18 y 15 tienen edades entre los 18 y los 24.
Un total de 208 de las personas que viven en el desamparo son hombres y 74 mujeres, y en la lista hay identificados cuando menos 12 veteranos de guerra, algunos sirvieron en Irak, otros en Vietnam y algunos en Corea.
Los indigentes viven en diferentes refugios, en hoteles y moteles con fondos del gobierno o en viviendas de transición; otros de plano permanecen en las calles, en edificios abandonados, en vehículos, parques públicos, estaciones de transporte y otros lugares no destinados para ser habitados, como debajo de los puentes.
El último estudio indicó además que de los 304 indigentes contados, 39 tienen un problema crónico de desamparo, es decir, se trata de gente con más de un año sin una vivienda o han vivido cuatro episodios de desamparo sin hogar en los últimos tres años. Algo preocupante es que 28 de ellos tienen problemas de salud mental y 30, adicciones a las drogas y al alcohol.
Las agencias que tratan con este problema consideran que es serio porque muchos experimentan problemas de desamparo al menos un día al año, pero algunos lo sufren por semanas y meses.
Se identificó que las razones principales son los problemas económicos, el desempleo, fondos insuficientes para pagar una renta o la hipoteca de una casa; divorcios, problemas de salud así como las adicciones y los padecimientos mentales.
Javier García, de Bethany House, donde hay refugio para los desamparados, confirmó que el número de personas en situación de calle aumentó de manera dramática en los últimos meses, posiblemente derivado de la crisis del Covid-19 que obliga a muchos a refugiarse en el desamparo al quedarse sin empleo y sin casa.
“Posiblemente no los vemos pero ya son más personas que viven en las calles y esto pone mucha presión al refugio de Bethany House, esto obliga a muchos a refugiarse en plazas y parques o en edificios abandonados”, indicó.