La elección de un nuevo Papa es uno de los momentos más esperados en la Iglesia Católica, y el proceso que lleva a este importante anuncio está lleno de tradición y protocolos. El símbolo más conocido de esta elección es el 'humo blanco', que sale de la chimenea de la Capilla Sixtina y que indica que ya se ha elegido al nuevo líder espiritual de los católicos.
Sin embargo, detrás de este momento tan emblemático hay un largo y detallado proceso, que comenzó en el año 1059 cuando el Papa Nicolás II estableció que los cardenales serían los encargados de elegir al Papa.
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El cónclave, como se llama al encuentro de cardenales que eligen al Papa, se realiza entre 15 y 20 días después de la vacancia del trono papal, ya sea por la muerte o dimisión del pontífice. Durante este tiempo, los cardenales permanecen aislados para garantizar que el proceso se lleve a cabo de manera imparcial y sin influencia externa.
En el cónclave participan 252 cardenales, pero solo aquellos menores de 80 años pueden votar.
México tiene seis cardenales en el Colegio Cardenalicio, aunque solo dos de ellos, Carlos Aguiar Retes y Francisco Robles Ortega, podrían participar en un futuro cónclave.
Ambos tienen una larga trayectoria y son figuras clave en la Iglesia Católica de México. Mientras tanto, otros cardenales mexicanos, como Alberto Suárez Inda y Felipe Arizmendi Esquivel, ya no pueden votar debido a su edad.
El proceso de elección en el cónclave sigue un sistema de votación que incluye varias etapas, y el resultado es comunicado al mundo exterior a través del humo que sale de la chimenea. Si el humo es blanco, significa que se ha elegido al nuevo Papa, mientras que el humo negro indica que la votación aún no ha dado resultado.
Este proceso, que lleva siglos en práctica, sigue siendo un ritual de gran importancia para la Iglesia Católica y para los más de mil millones de fieles en todo el mundo.