El la publicación de nueva Estrategia de Seguridad Nacional estadounidense en la que la doctrina Monroe, que en el siglo XIX proclamaba “América para los americanos” es parte esencial, y las presiones políticas y económicas a países del continente dejan ver que la meta de la administración de Donald Trump tiene un gran objetivo: control total, aun si se tiene que recurrir a la fuerza.
El más grande, moderno y poderoso portaaviones que navega acompañado de varios destructores, armado hasta los dientes, con más de 5 mil militares y una fuerza de decenas de aviones, muestra que los planes de Trump es poner de rodillas a toda la región y Venezuela parece ser el primer objetivo.
Y, por otro lado, la nueva Estrategia de Seguridad Nacional estadounidense, hecha pública este viernes, declara de modo específico la vuelta de los principios de la doctrina Monroe “para restaurar la preeminencia estadounidense en el Hemisferio Occidental”.
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Con un “corolario Trump”: una “restauración sensata y contundente” del “poder y las prioridades” de EU. La Estrategia de Seguridad Nacional es un documento oficial que establece las prioridades geopolíticas de cada presidente, y que se publica en los primeros meses de cada Administración.
La de este segundo mandato de Donald Trump pone el foco de manera muy acentuada en el continente americano como la gran prioridad. Su control, que considera, es fundamental para la protección de la patria estadounidense.
Y tiene dos objetivos: garantizar la seguridad fronteriza, “el elemento básico de la seguridad nacional” y, sin mencionarla específicamente, contrarrestar la creciente influencia de China en lo que vuelve a ser lo que se llamó el patio trasero estadounidense.
“EU debe ser preeminente en el Hemisferio Occidental como condición para nuestra seguridad y prosperidad, una condición que nos permite afirmarnos en la región con confianza, dónde y cuándo lo necesitemos”, sostiene el texto.
Las metas se resumen en “reclutar y expandir” la alianza con socios en la región, bien ampliando los vínculos ya establecidos o bien atrayendo a otros “impulsando” su “propio atractivo como socio preferido en economía y seguridad”, declara el documento.
Estos aliados de ideología afín, según propone la Administración de Donald Trump, colaborarán para imponer las metas estadounidenses; controlar la inmigración, detener el flujo de drogas y fortalecer la estabilidad y la seguridad.
“Reclutaremos campeones regionales que ayuden a crear una estabilidad tolerable en la región, incluso más allá de las fronteras de esos socios, detengan la inmigración ilegal y se enfrenten a los cárteles”.
Se pretende además una “diplomacia comercial”, en la que EU colaborará con los socios en la región para identificar recursos estratégicos”, una posible alusión a materias primas como las tierras raras o los minerales críticos, cuya adquisición se ha convertido en una de las grandes prioridades de Washington, reforzar cadenas de suministro y fortalecer las economías locales”.
