Cuando se habla de tamales, uno de los elementos más importantes es la masa: suave, esponjosa y con ese sabor que forma parte de la tradición mexicana. Para lograr esa textura, durante décadas se ha utilizado manteca de cerdo o aceites vegetales, ingredientes que, si bien cumplen su función, no siempre son la opción más saludable, sobre todo cuando su consumo aumenta durante la temporada decembrina.
En los últimos años, especialistas en nutrición han recomendado buscar alternativas que permitan disfrutar de los platillos tradicionales sin descuidar la salud. Una de ellas es el aceite de oliva, una opción que incluso es sugerida por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) como sustituto de grasas saturadas en la preparación de alimentos.
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La manteca de cerdo y algunos aceites vegetales refinados contienen altas cantidades de grasas saturadas, las cuales, cuando se consumen en exceso, pueden elevar los niveles de colesterol y aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares. Además, ciertos aceites refinados pierden nutrientes durante su proceso de elaboración y pueden aportar compuestos poco benéficos al organismo, especialmente en recetas que suelen consumirse en grandes porciones, como los tamales.
En contraste, el aceite de oliva ofrece un perfil nutricional más favorable. Es rico en grasas monoinsaturadas, conocidas por ayudar a mantener niveles adecuados de colesterol y por aportar energía de mejor calidad al cuerpo. También contiene antioxidantes naturales que contribuyen a la salud cardiovascular y al bienestar general.
El IMSS también señala que, además del aceite de oliva, se pueden utilizar otras opciones saludables como el aceite de cacahuate o el de ajonjolí. Ambos son ricos en grasas insaturadas, no contienen colesterol y contribuyen a mantener el colesterol “bueno” (HDL), favoreciendo la salud del corazón.
Optar por este tipo de aceites en la preparación de tamales navideños no solo es una decisión más consciente desde el punto de vista nutricional, sino también una forma de equilibrar tradición y bienestar. Así, es posible seguir disfrutando de uno de los platillos más emblemáticos de la cocina mexicana, con un sabor delicioso y un impacto más positivo en la salud.
