Durante seis años, una mujer en Estados Unidos llevó a cabo un engaño tan meticuloso como lucrativo: obtener manutención del mismo niño por parte de tres exparejas distintas, cada una convencida de ser el padre biológico. La presunta estafadora, Alyssa Radford, logró que tribunales de Maryland, Minnesota y Nueva Jersey fallaran a su favor en distintos momentos, generando un esquema que operó sin sospechas durante años.
Según la Policía de Nueva Jersey, Radford presentó en cada estado documentación y declaraciones que aseguraban que el menor era hijo del hombre a quien demandaba. Con las resoluciones a su favor, recibía mensualmente 3,200 dólares alrededor de 58 mil pesos mexicanos por concepto de manutención.
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En total, la mujer acumuló 230,400 dólares durante el periodo del fraude, equivalentes a más de 4.2 millones de pesos. Para las autoridades, este caso no solo evidencia un abuso al sistema judicial, sino un engaño emocional especialmente cruel hacia las víctimas.
La investigación reveló que Radford mantuvo durante este tiempo un estilo de vida lujoso, con una casa de cinco habitaciones y tres autos de alta gama estacionados en su garage. Todo financiado, según la policía, por las órdenes de manutención que obtenía de manera simultánea.
Así cayó el engaño interestatal
El fraude salió a la luz cuando autoridades de diferentes estados comenzaron a intercambiar información judicial. En ese proceso detectaron registros que coincidían de manera preocupante: el mismo niño, la misma madre… pero distintos padres obligados a pagar.
Este cruce de datos encendió las alertas y dio paso a la investigación formal. Una vez que se confirmó el patrón, Alyssa Radford fue detenida y puesta bajo custodia, acusada de fraude y de manipular deliberadamente a las cortes para obtener beneficios financieros.
¿Quién es el verdadero padre del niño?
Tras la detención, el menor quedó bajo el resguardo de los servicios de protección infantil mientras se desarrollan las investigaciones sobre su identidad biológica. Las autoridades afirmaron que ahora corresponde a las víctimas y al sistema judicial determinar quién es el verdadero padre y cómo se reparará el daño causado.
Mientras tanto, los tres hombres afectados han comenzado procesos para limpiar su historial en las cortes y exigir reembolsos o compensaciones, aunque expertos señalan que este camino suele ser lento y complejo.
Este incidente, catalogado por la policía como uno de los fraudes familiares más inusuales de los últimos años, abre preguntas sobre supervisión, verificación de paternidades y protección a las víctimas de este tipo de manipulaciones.
