En gran parte de Estados Unidos, predominan las casas hechas con madera, un material que, a primera vista, parece incompatible con las amenazas naturales que enfrenta el país, como huracanes, incendios forestales y tornados. \
Sin embargo, esta elección tiene raíces económicas, culturales y prácticas que explican por qué millones de estadounidenses continúan apostando por este tipo de construcción.
Las casas de madera de los 'gringos'
En contraste con países como México, donde el ladrillo y el cemento predominan, la madera ofrece una serie de ventajas que se alinean con el estilo de vida y las prioridades de los habitantes de la Unión Americana.
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Entre las razones principales destaca la rapidez de construcción, algo básico en un mercado donde las personas se mudan frecuentemente. Las casas de madera se pueden ensamblar en semanas, gracias a opciones como kits prefabricados que incluso los propietarios pueden montar por sí mismos.
Además, la abundancia de bosques en el territorio estadounidense asegura que este material sea económico y fácil de conseguir.
Su disponibilidad masiva también reduce los costos de transporte y contribuye a que los impuestos asociados a las viviendas de madera sean significativamente menores que los de casas construidas con materiales más pesados y duraderos, como el cemento. Este factor es clave para las familias que buscan soluciones asequibles.
Beneficios estructurales
Pese a su vulnerabilidad frente a desastres naturales, la madera presenta ciertos beneficios estructurales. Su flexibilidad permite que las casas resistan sismos de baja intensidad y facilita reparaciones rápidas y económicas. En regiones propensas a huracanes, es común que las viviendas incluyen sótanos de ladrillo como refugio para los habitantes.
Casos como los de cientos de celebridades que perdieron sus hogares en los incendios recientes de Los Ángeles, ilustran los riesgos de este material. Sin embargo, para muchos estadounidenses, la combinación de costo, rapidez de construcción y tradición supera las desventajas.
Así, la elección de construir casas de madera en Estados Unidos no solo responde a factores económicos y culturales, sino también a una adaptación al estilo de vida moderno, donde la movilidad y la eficiencia son prioritarias incluso frente a las amenazas de incendios y huracanes.