La escena es común: una familia llega a la playa y los niños comienzan a jugar en la arena con palas y baldes, creando hoyos. Sin embargo, este pasatiempo puede convertirse en una trampa peligrosa. Los rescates en estos casos son extremadamente complejos debido a la rapidez con la que pueden ocurrir los colapsos, duplicando la peligrosidad.
Los expertos han recomendado que los hoyos cavados en la playa no superen los 0.6 metros de profundidad. Esta precaución se debe a la lógica de evitar peligros significativos.
Hoyos en la playa, peligro mortal
El riesgo de derrumbe es real. Un ejemplo reciente en febrero pasado en una playa de Florida, sin vigilantes, involucró a dos niños, una niña de siete años y su hermano de nueve. Estaban cavando un hoyo cuando la arena se derrumbó.
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El niño quedó enterrado hasta el pecho y la niña completamente cubierta. A pesar de los esfuerzos desesperados de unos 20 adultos y la llegada de los primeros socorristas cuatro minutos después, no pudieron reanimarla.
Un estudio de 2007 del New England Journal of Medicine encontró que en Estados Unidos mueren entre tres y cinco niños cada año mientras cavan hoyos en la playa. Otros resultan gravemente heridos y necesitan reanimación cardiopulmonar.
Casos recientes incluyen un joven de 17 años en Carolina del Norte, otro de 13 en Utah y un tercero de 18 en Nueva Jersey.
La engañosa arena
Patrick Bafford, gerente de salvavidas de Clearwater, Florida, explica que su personal advierte a las familias cuando un hoyo es demasiado grande, pero a veces no lo hacen a tiempo. Recomiendan que los niños no caven hoyos profundos y siempre estén bajo supervisión.
La física de los granos de arena también juega un papel primordial. La arena parece estable cuando está húmeda, pero esta cohesión es ilusoria. Cuando la arena se seca, es propensa a colapsar. Rescatar a alguien de un hoyo derrumbado es extremadamente difícil debido a la inestabilidad y el peso de la arena.
Los rescatistas tienen entre tres y cinco minutos para salvar a una persona antes de que se asfixie.
Por estos motivos, los expertos aconsejan que los hoyos en la playa no sean más profundos que la altura de las rodillas de la persona más baja del grupo, siendo un promedio un máximo recomendable de medio metro como profundidad máxima recomendada.