El amor puede demostrarse de múltiples manera, y para muestra este caso, donde el ex primer ministro de Países Bajos y su esposa murieron en una planeada eutanasia, dignificando sus últimos deseos de permanecer juntos hasta el final.
Dries van Agt y su mujer, ambos de 93 años, tenían 70 de compartir vida juntos, conociéndose en la época de estudiantes de universidad. Su mujer lo acompañó en los momentos clave de su vida, durante su etapa como ministro de Justicia (1971-1977), de Exteriores (1982) y como primer ministro de tres gabinetes entre 1977 y 1982.
Juntos viajaron por el mundo, siendo inseparables compañeros de vida, lo cual ahora ejemplificaron en esta polémica decisión. Conscientes de sus deseos, planificaron una eutanasia doble para dejar este mundo acompañados de sus familiares y amigos.
Tomados de la mano, pasaron al otro mundo a sus 93 años, dejando claro que no podían vivir uno sin el otro, acompañándose hasta la última aventura.
La eutanasia es legal en Países Bajos desde 2002, pero se autoriza en condiciones muy estrictas y solo puede realizarse bajo supervisión médica. Cualquier otra forma de muerte asistida se considera suicidio, y evidentemente es ilegal.
Para el proceso, dos médicos diferentes realizan una evaluación separada, tras la cual otro médico independiente la vuelve a examinar, y todos los especialistas deben estar seguros de que se cumplen todos los puntos antes de autorizar la eutanasia.
En el caso de las parejas, se debe también comprobar que no hay una “presión indebida” por una de las partes.
Van Agt, por ejemplo, sufrió una hemorragia cerebral en 2019 y su salud se deterioró desde entonces. “Ahí fue cuando dijo que la eutanasia era una opción si la vida y el sufrimiento se le hacían insoportables (…) Su salud se volvió cada vez más frágil y quería centrar su atención en su esposa, sus hijos y sus nietos", indicó Gerard Jonkman, director de The Rights Forum
"Sabemos por experiencia que a la gente le parece una idea bonita. Especialmente después de toda una vida en la que las personas se han fusionado entre sí. Así ya no tienes que vivir la muerte de la otra persona, y te ahorras el dolor”, afirmó Fransien van ter Beek, presidenta de la Asociación Neerlandesa para un Final de Vida Voluntario (NVVE).