Esta es la historia, como en el teatro, contada en tres actos. sobre la vida de Marcelo, un hombre que ha conocido el amor de tres maneras: con su esposa, con su pareja de closet en secreto y con su actual pareja, abiertamente.
Transcurre en un lugar de Argentina, y comienza cuando al morir sus padres, cuando apenas iba a cumplir 19 años, se quedó encargado de sus hermanas menores de 6 y 16 años, respectivamente.
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Primer acto
Tiempo después se casó y permaneció en matrimonio con su mujer 24 años, hasta que se divorció. Entre ellos nunca hubo un pleito, pero después de convivir tantos años decidieron darse su propio espacio. Sus hijos, Belén de 22 años y Mati de 20, nunca los escucharon tener una discusión, pero al final entendieron la situación de sus padres.
Marcelo, hoy de 50 años, rentó un departamento en el que tenía solo lo indispensable para vivir, un colchón, cuatro vasos y un juego de sábanas desgastadas que tenía que lavar y secar en el día si quería tener una cama hecha.
Pronto entabló amistad con Gustavo, un vecino del segundo piso. Un día, estando en el balcón platicando, fueron testigo de una escena, entre un niño y otro vecino en común:
“Había un nene que cuando lo vio se le acercó corriendo: ‘Uy, ¿me firmás un autógrafo?’, le dijo.
Luego Marcelo preguntó a Gustavo: ‘¿Y este pelado quién es que le piden autógrafos?’”.
Gustavo le explicó que era "El Pela", un locutor que trabajaba en la radio y también estaba muy involucrado en el mundo del fútbol como la voz de un club importante. Vivía con su novia en el departamento del segundo piso, justo al lado del de Gustavo.
Segundo acto
Pasaron los días y con el tiempo la relación de amistad entre ellos tres se hizo frecuente. Se juntaban en el departamento de alguno de ellos para jugar cartas, ver la televisión, tomar alguna bebida y divertirse.
Un día que Gustavo no pudo ir a una cena en un restaurante a donde habían reservado, le dijo a Marcelo que fuera con "El Pela" y así lo hicieron.
Al regreso, de improviso, "El Pela" lo tomó de las manos y le dijo: ‘Enano, tengo que decirte algo’, y sin más le atizó un beso.
Marcelo relata que instintivamente intentó abrir la puerta y salir del auto, pero al mismo tiempo se quedó paralizado. Reconoce que no se lo esperaba y aunque estaba molesto en ese momento, luego comprendió que lo que más le molestaba era que no le disgustó la actitud del Pela.
A las semanas siguientes trataron de evitarse. Marcelo tomó terapia y un día le llamó:
“Mirá –le dijo–, vengo hablando esto en terapia. Siento que no quiero perder esto que armamos, llamalo como quieras, amistad, hermandad".
Entonces el Pela lo interrumpió: “No me digas nada. Dejemos que las cosas fluyan. Dejá que la vida te sorprenda, enano”,
Después de un año de sostener una relación, el Pela sufrió un infarto fulminante, minutos después de haber ido a dejar a Marcelo a su trabajo. Murió en brazos de su hija Belén.
Al llegar Marcelo, ya se encontraban presentes la policía y una ambulancia. Sus hermanas lo esperaban en la entrada. Al verlo, dijeron: "Déjenlo pasar, es la pareja". Nunca antes lo habían reconocido públicamente de esa manera.
Tercer acto
En su trabajo, nadie sabía que Marcelo era gay. Un día decidió comentarlo. Lloró al recordar su experiencia que consideró hacerlo publico en Twitter.
Recibió muchos mensajes de consuelo y alivio y felicitándolo, excepto un mensaje directo de un usuario.
“¿Tanto lío por haber salido del placard (closet) en una red social?”.
Marcelo respondió un poco agresivamente, pero el usuario se disculpó: “No quise ofenderte, pero hoy todo es más fácil, está más naturalizado”.
“Vos porque no conocés mi historia”, dijo Marcelo.
Así conoció a Ariel, quien actualmente es su pareja. Ariel le confesó que tampoco había revelado nunca su homosexualidad a nadie. Sin embargo, su relación fue diferente desde el principio.
Cuando nació el primer nieto de Marcelo, Ariel estuvo presente para compartir esa alegría
Marcelo cree que no es una coincidencia que Ariel haya aparecido en su vida y piensa que el Pela lo puso en su camino desde algún lugar.
Hay muchas coincidencias y señales, pero, sobre todo, sabe que gracias a Ariel pudo aprender a vivir sin preocuparse por la opinión de los demás.
Aún resuenan en su mente las palabras del Pela: “Deja que la vida te sorprenda, enano”.