El Papa Francisco I se pronunció en contra de la guerra en Europa, indicando cómo "es una derrota de la humanidad" el tener conflictos bélicos en estos tiempos, más allá de las partes involucradas
Durante su mensaje para la para la 56ª jornada de la Paz, que se celebrará el próximo 1 de enero de 2023, indicó que la guerra entre Rusia y Ucrania afecta a todos por igual, demostrando el "corazón corrompido por el pecado" de las personas a cargo de los países en este movimiento militar.
Si bien se ha encontrado una vacuna para el covid-19, aún no se han encontrado soluciones adecuadas para la guerra. Ciertamente el virus de la guerra es más difícil de vencer que los que atacan al organismo humano, porque no viene de fuera, sino de dentro del corazón humano, corrompido por el pecado.
Lamentó cómo la humanidad pudo superar la pandemia de la Covid-19, sin embargo, un nuevo mal se cernió sobre nostros, comparando este flagelo con la enfermedad, pero provocada por "elecciones humanas reprobables".
"Cosecha víctimas inocentes y siembra la incertidumbre, no sólo para los directamente afectados por ella, sino de forma generalizada e indiscriminada para todos, incluso para quienes, a miles de kilómetros de distancia, sufren sus efectos colaterales -basta pensar en los problemas de precios de cereales y combustibles".
El mensaje con el título 'Nadie puede salvarse solo. Recomenzar desde el covid-19 para trazar juntos caminos de paz', marca el tono de todas las celebraciones litúrgicas de Navidad a partir de este 16 de diciembre. El jefe de la religión católica llamó a las organizaciones internacionales y a los líderes religiosos a un compromiso conjunto para "sanar" el mundo y también desarrollar "políticas apropiadas" para acoger e integrar a los migrantes.
A su vez, pidió retomar el tema de la salud, garantizándola para todos los seres humanos del mundo, además de incentivar "la alimentación y un trabajo digno para todos, apoyando a quienes ni siquiera tienen un salario mínimo y atraviesan grandes dificultades", situación que acaba con miles de personas en países tercermundistas diariamente.
"El escándalo de los pueblos hambrientos nos duele. Hemos de desarrollar, con políticas adecuadas, la acogida y la integración, especialmente de los migrantes y de los que viven como descartados en nuestras sociedades".