Una jueza oriunda de Argentina se encuentra en verdaderos apuros, después de que una cámara de seguridad la captura muy amorosa con uno de los presos. La mujer días anteriores condenó a este hombre la pena máxima por doble cadena perpetua.
El recluso, identificado como Cristian Mai Bustos, fue juzgado ante la ley por el presunto asesinato de un policía que cometio en el año 2009, después de un largo juicio en donde se presentaron pruebas sóldidas ante el tribunal, la jueza Mariel Suárez lo condeno a cadena perpetua.
El verdadero problema para esta jueza comenzó cuando, una de las cámaras de seguridad captó el momento en donde el recluso y la jueza comienzan a besarse, en una de las visitas que Suárez realizó a Cristian, tan solo unos dias después de que la condena del custodio fuera establecida.
Debido a sus acciones la funcionaria ha comenzado a ser investigada, y según las autoridades argentinas, el presunto romance podría terminar destituyendo a Mariel Súarez de su cargo e incluso terminar llevándola a un proceso penal en su contra.
Aunque no se tiene en claro que tipo de relación tienen Súarez y Bustos, las autoridades del país reaccionaron de manera rápida y lanzaron un comunicado que condena las acciones de la magistrada, dando así inicio a la investigación.
A raíz de una comunicación formal dirigida a los ministros de la feria se tomó conocimiento de un encuentro requerido por una jueza penal de la circunscripción Comodoro Rivadavia y un recluso alojado en un centro penitenciario, considerado de alta peligrosidad y recientemente condenado en el marco de un juicio oral y público”, dice el comunicado posterior.
La Jueza ha dado respuesta a las acusaciones.
Ante una entrevista exclusiva para miembros argentinos, Mariel comento que no existe ningún tipo de relación sentimental con el recluso, sino más bien que está escribiendo un libro sobre los delitos cometidos por Cristian.
"No hay un beso de pareja, no hay una relación”, dijo para los medios
Cristian Bustos enfrenta dos cadenas y es considerado un preso de alta peligrosidad, por lo que sus memorias y testimonios dan material para una obra literaria , según declaró la jueza.
"Nos dimos cuenta que no teníamos privacidad y necesitábamos tener ese contacto para charlar y poder hablar en secreto”, comentó.