Se ganó el cariño de una familia de migrantes salvadoreños que lo bautizaron como “Arnoldo”, era un gato de la calle que deambulaba por un albergue en Ciudad Juárez hasta que la familia terminó adoptándolo, sin embargo el destino les jugaría una broma.
Todo comenzó cuando la familia originaria de El Salvador llegó a Ciudad Juárez donde permaneció 18 meses dentro de un albergue para migrantes en espera de su cita de asilo político, ahí conocieron al minino con el que se encariñaron y lo hicieron parte del equipo.
Al michi lo bautizaron como “Arnoldo”, ya no era más un gato de la calle, ahora formaba parte de una familia que lo apapachaba y él les correspondía con ronroneos
Sin embargo llegó el día en que los salvadoreños lograron cruzar a Estados Unidos, lograron el sueño americano y se establecieron en Houston, pero no estaban completos, “Arnoldo” no pudo cruzar debido a su situación y así comenzó una odisea pata reunir a la familia.
“Mi hijo gatuno”, dijo Jessica, dueña de Arnoldo. “Para nosotros Arnoldo es algo muy importante, es alguien que llenó nuestras vidas de felicidad en momentos muy difíciles y sabemos que los animales forman parte de la terapia que cualquier persona puede tener”, agregó.
“Arnoldo” quedó varado en México, fueron meses enteros que paso separado de su familia, que a pesar de haber cumplido su objetivo de llegar a Estados Unidos, se sentían incompletos sin la compañía del michi.
ARNOLDO UNIÓ A LA COMUNIDAD
La situación de este gato y su familia se viralizó en redes sociales y de inmediato comenzaron a organizarse para apoyar en el reencuentro, fue entonces que la abogada Luz Adriana Torres, con ayuda de la comunidad comenzó a realizar los trámites necesarios para reunir a este grupo de nuevo.
La historia de amor de esta familia conmovió a la comunidad y fue así como lograron que el pequeño felino cruzara la frontera de Ciudad Juárez con El Paso, Texas; para que pudiera reencontrarse con los suyos.
Luego de una larga odisea, “Arnoldo” llegó a Houston, aquel gato de la calle que fue cuidado, esterilizado, vacunado y adoptado por su familia salvadoreña está ahora feliz con ellos viviendo el sueño americano.