La tercera ola de contagios en Estados Unidos aumentó los casos de covid-19. El gobierno federal incentiva las campañas para llegar a más personas e inmunizarlas, incluso convenciendo a quienes no quieren recibir una dosis. Una madre antivacunas pidió como último deseo que sus hijos fueran vacunados, antes de fallecer en el hospital.
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Lydia Rodríguez creyó que sus defensas eran más fuertes y efectivas contra el SARS-CoV-2. Sin protección, participó, acompañada por sus hijos, en un evento organizado por la iglesia cristiana a la que asistían en su región, en la comunidad en Galveston, Texas, donde vivía con su familia.
A pesar de las reiteradas ocasiones donde se le informó sobre la prevención del contagio por la covid-19 con las campañas de vacunación, a Lydia, de 42 años, no le convencían estos argumentos.
Su prima, Dottie Jones, enfermera neonatal, fue el principal familiar que intentó explicarle cómo funcionaban las dosis para prevenir el contagio por la covid-19.
"Lydia nunca creyó realmente en las vacunas... Ella creía que podía manejar todo por sí misma, que realmente no necesitaba medicamento" comentó Dottie Jones al The Washington Post.
Un cubrebocas y nada más, esa era la barrera que dispuso para ella y para sus hijos: un par de gemelos de 18 años, un menor de 16 y una pequeña de 11 años.
El poco cuidado con las medidas de sanidad en el lugar de reunión cristiana hizo enfermar a la madre de los cuatro hijos, presentando los síntomas tan solo semanas después del evento.
Lydia mantuvo esto en secreto, incluso a su esposo Lawrence Rodríguez, quien enfermó poco tiempo después.
El contagio de la pareja no pudo continuar oculto, teniendo que ser trasladados al hospital para comenzar el tratamiento para la enfermedad.
Pidió la vacuna contra la covid-19, sin embargo, sus dificultades respiratorias indicaban un daño irreversible: era demasiado tarde para la inyección.
Intubada a un respirador artificial, pidió como último deseo la vacunación de sus hijos.
"¡Por favor, asegúrense de que mis hijos sean vacunados!" suplicó Lydia, madre de 4 hijos.
Tras su declaración, falleció el 16 de agosto debido a las complicaciones derivadas de la enfermedad; solo dos semanas después que su esposo falleciera por las mismas causas
Actualmente sus hijos mayores ya se encuentran vacunados, el menor se encuentra a la espera de su dosis y la pequeña está agendada para recibir su dosis cuando las vacunas sean autorizadas para menores de 12 años.
Dottie Jones lamenta el trágico final de la pareja, quienes seguirían vivos si hubieran hecho caso a las recomendaciones de los especialistas.
"Mis 4 primos probablemente no serían huérfanos ahora si Lydia y Lawrence hubieran sido vacunados. Es una historia trágica y no quiero que ninguna otra familia aguante esto." comentó Jones en sus redes sociales.
Así como Lydia, la desinformación vertida en redes sociales puede transformar a cualquier madre en una antivacunas. Los datos están en la red, las disposiciones oficiales también; es momento de confiar y vacunarse.
Jesús García