Doña Lidia grita "Coco" y de repente se empieza a mover la vegetación pegada a un canal de agua. En segundos asoma la cabeza un enorme cocodrilo de más de tres metros y extiende sus fauces porque sabe que es la hora de la comida. La señora y su familia tienen al cocodrilo como mascota en Ciudad Madero, Tamaulipas.
Un cocodrilo como mascota
La tamaulipeca afirma que ya tiene 10 años como mascota a "Coco" y está domesticado. Cada vez que le habla, el caimán sale de la laguna a través de un canal para comer en la parte baja del domicilio familiar.
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Diariamente el caimán acude a la casa de su familia adoptiva, en la calle Circuito Tamaulipeco, en el Fraccionamiento Joyas de Miramapolis, donde el saurio ya tiene una decena de años conviviendo con los habitantes.
"¡Coooco, coooco!", le grita Lidia Loredo Gómez desde el patio de su casa hacia la laguna que se encuentra justo a un lado de su casa, llamado al que el reptil acude como si se tratara de un perrito o gato.
El animal brinca de la laguna a un canal que atraviesa el conjunto habitacional. Pese a su enorme tamaño y terrorífico aspecto, su comportamiento es tranquilo y nunca ha atacado a nadie.
Su "madre adoptiva" siempre tiene listo para "Coco" pollo, comida o cualquier cosa que se encuentre en el refrigerador, lo que es recibido con agrado por la "mascota".
La relación familiar surgió 10 años atrás, cuando Doña Lidia y su familia llegaron a vivir a este fraccionamiento y veía al cocodrilo que salía a tomar sol cerca de su casa y le gritaba. El caimán no le hacía caso al principio, pero poco a poco empezó a acercarse a la mujer.
Protección Civil se lo quería llevar
Protección Civil acudió una vez para llevarse a "Coco" hacia otro lugar por temor a un ataque a los vecinos, pero ellos mismos se juntaron y lo impidieron; desde entonces "Coco" no es molestado.
"Es parte de mi familia", dijo orgullosa Lidia.