La perrita rescatista Alondra, originaria de Altamira, Tamaulipas, quien colaboró en el rescate de personas y recuperación de cuerpos tras el sismo del 2017 que azotó a la Ciudad de México, murió el pasado miércoles.
En aquella ocasión, la valiente perrita prestó sus servicios de rescate en al menos cinco diferentes puntos de la capital, en las delegaciones Benito Juárez, Cuauhtémoc, Tlalpan y Tlanepantla, ayudando a rescatar con vida a dos personas, además de localizar a al menos diez cuerpos entre los escombros productos del temblor.
Ese fue la última misión de la golden retriever, quien trabajó sin descanso por una semana entera, junto a sus paramédicos y rescatistas.
Tras su labor de rescate durante el sismo, en diciembre de ese mismo año dio a luz a 3 bellos cachorritos en Altamira, justo en las instalaciones de Ambulancias San Luis, lugar que era su hogar.
Además de su labor durante el terremoto en CDMX, esta perrita ayudó a encontrar a un menor de edad que tenía varios días extraviado en el estado de San Luis Potosí.
Alondra fue entrenada para ser perrita rescatista durante dos años, iniciando en el 2010 en un curso de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La historia de esta perrita es una de superación, pues no tuvo una vida fácil, ya que anteriormente fue rescatada de su primer dueño, quien la maltrataba.
Ella recibió capacitación para ser rescatista luego de que ocurriera una explosión en San Luis Potosí, donde muchas personas quedaron enterradas bajo los escombros y fue muy difícil localizar a personas con vida, razón por la que su dueño la inscribió al curso.
Luego de retirarse tras su noble labor como perrita rescatista en el sismo del 2017 en Ciudad de México, Alondra recibió un reconocimiento de parte del municipio de Tampico y Altamira.