El béisbol de Grandes Ligas perdió a otra de sus grandes figuras. Rickey Henderson, conocido como ‘El Hombre del Robo’, falleció el 20 de diciembre a los 65 años en su casa de Los Ángeles debido a complicaciones por neumonía.
Henderson, que estuvo retirado de la MLB desde hace más de 20 años, dejó un legado imborrable como el mejor robador de bases de todos los tiempos.
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La trayectoria de una leyenda
Nacido el 25 de diciembre de 1958 en Chicago, Illinois, Henderson se crió en Oakland, California, y comenzó su carrera profesional en 1976 cuando fue seleccionado por los Oakland Athletics.
Debutó en la MLB en 1979 y rápidamente se destacó por su velocidad y habilidades, convirtiéndose en el líder histórico de bases robadas, con un total de 1,406. Su récord, establecido en 1991, sigue siendo imbatido hasta hoy.
Además de su etapa en los Athletics, Henderson jugó para equipos como los Yankees de Nueva York, los Mets, los Padres y los Blue Jays, entre otros.
Durante su carrera, ganó dos Series Mundiales (1989 con los Athletics y 1993 con los Blue Jays) y fue nombrado Jugador Más Valioso (MVP) de la Liga Americana en 1990.
Récords y logros
A lo largo de su carrera, Henderson no solo se destacó por su capacidad para robar bases, sino también por su habilidad para anotar carreras.
Con 2,295 carreras anotadas, es el líder histórico en este rubro. Además, ostenta el récord de 81 jonrones como primer bateador, un récord notable para un jugador de su perfil.
Fue seleccionado en 10 ocasiones al Juego de Estrellas y en 2009, en su primer año de elegibilidad, fue incluido en el Salón de la Fama del Beisbol con un impresionante 94.8% de los votos.
En 2020, también fue incorporado al Salón de la Fama de los Deportes del Área de la Bahía.
Un legado eterno
Rickey Henderson dejó el béisbol en 2003, después de una carrera de 25 años, pero su influencia sigue presente en el deporte.
A lo largo de los años, ha trabajado como instructor y embajador del béisbol, compartiendo su vasta experiencia con las futuras generaciones.
Su fallecimiento marca el fin de una era, pero su legado en el béisbol será eterno, y su nombre siempre será recordado por su excepcional habilidad en el campo y su estilo único de jugar.