NUEVO LAREDO.- El deceso de Arturo Rivera enlutó a la lucha libre mexicana, pocos como él, con su pasión, su estilo, siempre rudo, pero sabía reconocer a los técnicos. En Nuevo Laredo, cada que venía como invitado era un espectáculo más, sus frases quedarán grabadas en los aficionados a la lucha de esta ciudad. Sin duda que en la Cuatro Caminos, y en el Fut Rap, su voz será recordada para siempre.
Los lunes, en la arena 4 Caminos, cuando estaba el más rudo de todos era distinto, todos los aficionados buscaban tomarse una foto con él. Tomaba el micrófono y todo se convertía en risas... en tono de broma criticaba a los que habían pagado boleto en la parte de arriba. Con su estilo anunciaba a cada uno de los luchadores que estaban programados.
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“LOS RUDOS, LOS RUDOS, LOS RUDOS”
La afición también le gritaba de todo a Arturo Rivera, todos los que se le acercaban le decían “Los Rudos, Los Rudos, Los Rudos” y el respondía con una señal aceptando el saludo.
Pero no todo acababa ahí, la afición también le echaba sus porras en contra y él las aceptaba con mucho humor, porque así son los rudos, viven del rechazo, de las mentadas, pero es parte del show de la lucha libre.
Los lunes, antes de las 9.15 de la noche, cuando estaba programada la función Arturo ya estaba presente, invitado por Promociones Cantú. Observaba la Cuatro Caminos, se sentía como en casa. La afición lo arropaba. Siempre aseguró que en Nuevo Laredo, existía la mejor afición a la lucha libre. Sin duda, eran tan querido por las personas, por los luchadores.
Jamás se negó para tomarse una foto, siempre fue atento, y con una sonrisa aceptaba firmar un autógrafo, una foto, era muy humilde y sencillo. La Arena y el Fut Rap retumbaban, se cimbraban con su potente voz... cómo olvidar cuando gritaba guácala de pollo... o arriba los Potros del Atlante.
Simplemente no se puede hablar de la lucha libre sin mencionar a Arturo Rivera.
Si Arturo Rivera tuvo una segunda casa, donde fuera querido e idolatrado fue Nuevo Laredo, cada que vino fue atento, fue sencillo y carismático... Quedará para siempre el recuerdo de cuando gritaba “Los Rudos, Los Rudos, Los Rudos”.