DÍA DEL MAESTRO

Históricos maestros dejaron legado con su obra en Nuevo Laredo

En el Día del Maestro, recordamos a quienes en la ciudad, a través de la disciplina y dedicación han forjado generaciones de buenos ciudadanos

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Nuevo Laredo ha tenido a través de los años a icónicos maestros que hicieron de la enseñanza su pasión hasta convertirse en personajes que grabaron sus nombres en la historia de la ciudad con tinta indeleble, no sólo por sus aportes a la docencia, sino por sus grandes contribuciones a la sociedad.

PROFESOR JUVENAL BOONE FLORES

El profesor Juvenal Boone Flores, originario de San Buenaventura, Coahuila, llegó el 1 de octubre de 1943 a Nuevo Laredo para quedarse, destacando en su trayectoria como docente, la Escuela Secundaria General No. 1 lleva el nombre del inolvidable maestro.

Hijo primogénito del profesor Agustín Boone Falcón, fundador de algunas escuelas en el estado de Coahuila y maestro de escuelas rurales y su madre Dolores Flores. Boone Flores nació el 5 de noviembre de 1902, tuvo nueve hermanos y decidió seguir los pasos de su padre como maestro; apasionado de la educación y la enseñanza en especial por el español y las etimologías grecolatinas.

Fue destacado orador que dejó ver en las asambleas cívicas escolares donde llegó como director de la primera secundaria y fundador de varias escuelas de la localidad, dejando un legado en la educación por generaciones hasta su jubilación en los setentas.

Una calle, la Escuela Secundaria General No. 1 en el Sector Aduana, la Escuela Preparatoria por Corporación ubicada en la colonia Benito Juárez, llevan el nombre en su honor.

PROFESOR JOSÉ GARCÍA CORDERO

El profesor José García Cordero afirmó en vida que el magisterio fue su pasión y llegó a Nuevo Laredo el 5 de septiembre de 1955 para incorporarse con 21 años a la planta de maestros para impartir la clase de biología en la Secundaria No. 1, lugar donde se desempeñó como director del plantel y tuvo una trayectoria de 71 años como docente.

Originario de Valle de Allende, Chihuahua, nació el 19 de septiembre de 1928, es hijo del licenciado José García Parra y Margarita Cordero Rubio y fue el primogénito de seis hermanos.

El profesor García Cordero egresó de la Escuela Normal de Chihuahua y del Instituto Científico Literario de Chihuahua y a los 19 años empezó a trabajar en la primaria Artículo 123 en Mineral , Parral, Chihuahua, como maestro de educación física, después se trasladaría a la Normal Superior de México y al concluir sus estudios trabajó en la Secundaria No. 1 al lado del profesor Juvenal Boone Flores en los 50’s hasta su jubilación, colaboró en la secundaria federal nocturna y después diurna, impartía cursos de verano durante las vacaciones en otras entidades por 42 años y en 1997 estuvo a cargo de la Supervisión de Secundarias.

Durante su actividad como docente afirmó vivir cuatro reformas educativas y reconoció que la educación no puede ni debe quedar en el atraso y seguir la evolución que exigen los tiempos modernos. El maestro José García Cordero se casó en 1949 con la profesora Antonia Velázquez Martínez y tuvieron tres hijos: José de Jesús, Martha y Antonia Mónica. Falleció el 21 de diciembre del 2019 a los 91 años y sus restos descansan en el Panteón Jardín de los Ángeles.

PROFESOR EUTIQUIO SOTO SOTO

El profesor Eutiquio Soto Soto, originario de Aramberri, Nuevo León llegó a esta ciudad para dedicar su vida a la educación. A temprana edad viajó a Monterrey, donde continuó sus estudios básicos en tercero de primaria y concluir, impulsado por el profesor Serafín Peña un maestro neolonés de mucho prestigio en la época, estudió en la Escuela Normal para Maestros.

Fue fundador de la primaria Altamirano, Justo Sierra y varias más de la localidad, y en 1922 fue ascendido a director de la escuela Modelo para varones.

El docente se retiró con 25 años de servicio con 180 pesos mensuales comprobado sin contar los años de revuelta durante la Revolución Mexicana. Se casó con María del Refugio Martínez y tuvieron una hija: Elena Leonor Soto Martínez, nació el 18 de agosto de 1910 en esta ciudad y falleció el 6 de enero de 2008. En la localidad, en la colonia del maestro una calle lleva el nombre del inolvidable profesor.

El maestro Eutiquio falleció el 24 de agosto de 1953 en Nuevo Laredo, sin cumplir su sueño de regresar a Aramberri; fue sepultado en el panteón Municipal Antiguo local.

PROFESORA MARÍA ANTONIA VÁZQUEZ GARCÍA

“Yo soy orgullosamente calceta como nos llamaban los compañeros de la Escuela Normal Rural de Tamatán, porque estudié en la Normal de Ciudad Victoria; la educación fue siempre mi pasión y trabajé en primaria, secundaria y normal de educadoras.

“Yo fui maestra por vocación, nací el 15 de abril de 1929 una ciudad hermosa, llena de árboles frutales y silvestres, guayabas, aguacates, naranjas, limones, anonas, mangos, flores silvestres, todo y el río San Marcos, caminabas sobre un camino de piedra bola y el agua era cristalina, el nacimiento estaba en la semita, se disfrutaba y gozaba de la vida”, dijo la profesora María Antonieta Vázquez García.

Recordar el terruño querido la llevó a evocar tiempos pasados cuando se bañaba en las aguas claras y salir bien limpia porque no había contaminación y en la calle corría el agua de lluvia cuando caía y se filtraba con las piedras al caer.

“Mi padre se llamó Román Vázquez Martínez, él tenía un puesto muy grande de frutas y verduras en el mercado y mi madre se llamó Agapita García Linares, así transcurrió mi infancia; yo fui la mayor de siete hermanos, puros hombres la última una mujer y seguimos siendo equipo”, detalló.

Su pasión por la enseñanza y el trabajo la llevaron a estudiar en la Normal Superior de Ciudad Victoria, y se tituló como Licenciada en Lengua y Literatura Españolas, aunado a la dedicación en su hogar con su marido Juan de Dios Infante y sus seis hijos. Cuando me recibí me hablaron para trabajar a la primaria Cuauhtémoc y ahí conocí al profesor Juan de Dios y con el tiempo nos casamos y tengo a mis hijos”.

“Trabajábamos con muy poquito sueldo, tuvimos una época muy pesada y dura pero feliz, con todo, mis hijos y el trabajo, un tiempo colaboramos unos años en Carta a mi madre con el periódico El Mañana y la señora Ninfa Deándar nos hacía regalos muy hermosos, nos citaban y hacía una cena en el restaurant El Quijote”, contó.

“Me jubilé porque estaba muy cansada, trabajé mucho y me agobié porque yo sí revisaba los trabajos de los muchachos con técnica de la enseñanza en la Normal nos decía el profesor Tejeda: A los muchachos se les encarga poquita tarea para que tengan tiempo de revisarles y hacerles recomendaciones”, recordó.

Comentó la docente que durante el tiempo que estuvo activa en el magisterio seguía al pie de la letra las instrucciones del maestro y al revisar los trabajos les ponía recomendaciones.

“Les ponía una notita si era bueno, que siguiera siendo un buen muchacho o una buena niña en fin, cosas así pero yo trabajé en primaria en un tercer año y era malísima para el dibujo y era apoyada con el material para mis alumnos de primer año, luego pasé a la Escuela Club de Leones y Carmen U. de Rendón”, comentó.

Afirmó que las escuelas eran bellas y ella era la más grande edad en comparación de sus compañeros docentes por el respeto y cariño con que se trataban.

“Me fui a trabajar después a la primaria Lázaro Cárdenas muy cerca de mi casa nada más atravesaba la calle, en las escuelas siempre saqué lugares en los concursos de materias que hoy le llaman olimpiadas”. Su esposo el profesor Infante al darse cuenta de los logros que obtenía con sus alumnos, pensó en tenerlos para su escuela donde era el director.

“Me sacó de la escuela y me llevó donde estaba él porque decía que sacaba primeros lugares con otro director, tenía que ser con él y así fue sacamos tres años consecutivos el primer lugar en sexto año que era mi grupo y eso le dio el privilegio de ser delegado en Tamaulipas en la época del profesor Mario Álvarez, director de Educación”, manifestó.

Orgulloso comentó que sacaron los tres primeros lugares durante tres años consecutivos en aprovechamiento con sus alumnos hasta llegar a saludar al Presidente de la República Mexicana en esa época, Luis Echeverría Álvarez y su esposo el profesor Infante como Delegado, llevar a los niños de todo Tamaulipas a la Ciudad de México.

En la época los docentes seguían el método onomatopéyico considerado por la maestra Vázquez García infalible para la enseñanza.

“Esa ha sido mi trayectoria y en la Secundaria 2 Juan Ruíz de Alarcón también tuve el privilegio de sacar primeros lugares, tenía dos grupos de primer año porque los maestros de literatura no querían el primer grado, afirmó la docente.

Los adolescentes de primero eran dejados a cargo de la profesora Vázquez García sacando lo mejor de ellos en la época a lo largo de 18 años en el plantel. Con este recorrido, El Mañana rinde homenaje a parte de los pilares de la educación local. ¡Gracias maestros!