POESÍA

Colectivo Literarios Cosecha de Letras reconoce aporte cultural de Jorge Santana

Ele escritor recibió un reconocimiento especial por su aportación al arte y cultura de la frontera, en el evento “Río, poemas y voces”

La comunidad artística y cultural de ambos Laredos apoyó la actividad.
La comunidad artística y cultural de ambos Laredos apoyó la actividad.Créditos: Idalia Álvarez
Escrito en CULTURA el

El escritor Jorge Santana recibió un reconocimiento especial por su aportación al arte y cultura de la frontera, en el evento “Río, poemas y voces” realizado en Estación Palabra Gabriel García Márquez.

El colectivo Literarios Cosecha de Letras convocó ayeren el lobby del recinto regional de promoción literaria, a sus integrantes y público en general, para acudir y escuchar una serie de lecturas en voz alta. El evento se enfocó en la obra poética “Reparaciones”, escrita por el poeta Jorge Santana; libro que ha dado muchas satisfacciones al autor.

Las lecturas comenzaron con las intervenciones de los integrantes del colectivo, quienes seleccionaron las piezas de su mayor agrado y de trascendencia en el libro. También se compartió una semblanza del autor.

El público escuchó atento cada intervención y aplaudió las participaciones de Perla Ivette González Cárdenas, Neftalí González, Diana Victoria Osornio, Elvira Cruz Osorio, Héctor Rodríguez Zamora, Reina Chávez y Martha Martínez.

Al término de las lecturas, Jorge Santana tomó la palabra y agradeció primeramente al colectivo Literarios Cosecha de Letras, por pensar en él y su libro, para ser la pieza central del programa “Río, poemas y voces”. Compartió también el significado de esta obra para él y la motivación que tuvo para escribirlo. “Reparaciones” fue publicado en el 2015; en entrevista anterior, Santana abordó el origen del mismo.

“Este libro pienso que es un tipo de disculpa, de perdón. Mi padre al final de sus días, en sus últimos años, y yo en mi juventud entre los 25 o 26 años; a veces él me pedía tiempo para sentarme con él, para conversar más, para dedicarle más horas a sus pláticas. Yo sabía que por ejemplo si iba saliendo un viernes en la noche y él me detenía, sabía que no iban a ser cinco minuto sino una hora y a veces le decía yo que no.

“Cuando fallece mi padre, ese tiempo se volvió tan mínimo que pude haber entregado y que no lo hice. Por eso escribí este libro, como una disculpa, como una gran disculpas; aunque sé que los oídos ya no están aquí para escucharla”, contó.