De acuerdo a Laura Barrientos Nicolás, psiquiatra y catedrática de la Facultad de Medicina (FM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), siete de cada 10 personas han padecido en algún momento de su vida, que puede ser el actual, el llamado síndrome del impostor.
¿Qué es esto? Básicamente es cuando una persona siente con total seguridad que su éxito laboral no se debe a su talento, capacidad y esfuerzo, sino simple y llanamente a la suerte o ayuda de los demás.
No sólo afecta a los “hijos de vecino”, sino que celebridades como Michelle Obama, la actriz Emma Watson, Howard Shultz (fundador de Starbucks) y Neil Armstrong (primer hombre en pisar la Luna) han padecido esta afectación de índole psicológica.
Descubrimiento
Las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes lo descubrieron en 1978; al inicio se suponía que sólo afectaba a mujeres, pero posteriormente se concluyó que lo tienen ambos géneros por igual.
La especialista Barrientos Nicolás señala que el síndrome lo llegan a tener personas con altos niveles académicos y reconocimientos, pues no tienen confianza en sí mismos y en sus méritos.
Por el hecho de no sentirse capacitados para sus funciones, aunque sea todo lo contrario, viven en una constante alerta de que alguien se entere que son “un fraude”, pues se sienten unos “impostores”. Lo anterior los hace sentirse deprimidos y tristes, lo que merma su desempeño laboral o académico y los hace más inseguros.
Como no son capaces de reconocer sus logros, no los disfrutan, afirma la psiquiatra. En quienes son perfeccionistas, puede llegar a haber cuadros de ansiedad tan intensos que los paralicen en la toma de decisiones, por lo que no encuentran una solución adecuada a tal o cual situación.
Una señal más de este trastorno es que la persona vive en un estado permanente de insatisfacción, pues piensan que pueden dedicarse a otra profesión.
¿Para qué hago tal o cual cosa si no alcanzo los estándares que me propongo?
Su eterno pesimismo los hace que se mentalicen en que no lograrán sus objetivos, para no sentirse tan mal en caso de un resultado negativo. Pero si los consiguen, como se señaló líneas arriba, no se dan el crédito o piensan que fue gracias a alguien más o a un golpe de fortuna.
Múltiples factores
El origen de este síndrome no es sólo uno, sino que para su surgimiento confluyen al menos tres factores: psicológico, social y biológico, señala Barrientos Nicolás. Una de las causas que contribuyen se dan en la infancia, al decirle a los niños frases como
Tu hermana es mejor
O
No eres bueno en la escuela
En la vida adulta, la personalidad de cada persona y su propio concepto del éxito y el fracaso pueden causar el síndrome. Si está ocasionando problemas personales, laborales o académicos, se debe acudir a consulta psicológica, para combatir el padecimiento, que tiende a afectar más a quienes padecen depresión, ansiedad, déficit de atención e hiperactividad.
Tipos de personas con el síndrome
De forma clínica, se identifican cinco subgrupos de gente con el síndrome del impostor, y son los siguientes:
- Perfeccionistas: tienen expectativas tan altas que, aunque cumplan con el 99 de sus metas, el uno por ciento que no alcanzaron los hace sentir fracasados y sin las habilidades y talento suficiente.
- Expertos: constantemente se están capacitando con cursos, diplomados y similares porque no se creen capaces en su puesto. Cuando ven que hay una oportunidad de ascenso, no la piden hasta que se sienten merecerlo (aunque sean el mejor prospecto) y, en ocasiones, la empresa voltea para otro lado, pero no lo ven injusto, sino que creen que lo normal es que no confíen en ellos.
- Individualistas: necesitan hacer trabajo de más para desquitar su sueldo, más elevado del que merecen, según ellos, pues son un fracaso o un fraude, cosa que por lo general sólo piensan ellos. Tratan de no pedir ayuda, pues eso los hace sentir menos de lo que ya se creen.
- Superhumanos: hacen un esfuerzo desmedido por ser mejores en todos los aspectos (mejor padre, estudiante, pareja) y esto hace que su nivel de estrés se eleve, pues siempre creen que pueden dar más.
- Genio natural: piensan que si algo les costó mucho esfuerzo, es porque son unos impostores. Se afirman a sí mismos que
No soy tan bueno como piensan los demás