Durante generaciones enteras la chancla se ha usado como método de disciplina en el seno familiar y pasaba de abuelas a hijas y a nietas, quienes no dudaban en repetir el procedimiento porque no cabía duda acerca de la efectividad para el crecimiento de los niños.
El castigo corporal mediante una sandalia era algo que era muy temido por los menores.
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La chancla, método de disciplina
Con solo visualizar la silueta maternal en la entrada del cuarto, con ese objeto tan temido en una de sus manos, la obediencia entraba en automático y la tarea escolar o el aseo del cuarto postergados durante horas se hacían en minutos.
Pero con el paso de los años, los castigos corporales como método de corrección han ido en declive por alternativas de crianza basadas en sistemas de pedagogía más suaves, como una comunicación efectiva entre padres e hijos o castigos suprimiendo regalos o restricción de entretenimientos.
Sin embargo, esta tendencia choca y provoca enfrentamientos generacionales, pues las posturas se radicalizan entre los que piensan que un buen chanclazo es más efectivo que una plática educacional para solucionar problemas domésticos.
En la actualidad hay países en el que el uso de golpes o castigo físico es un delito y los padres pueden ser denunciados y ser sujetos a terapias psicológicas o incluso, cárcel y multas.
Leyes internacionales lo prohíben
Por ejemplo, en México, de acuerdo con la Convención de los Derechos del Niño, la Constitución Mexicana y las reformas de 2021 a la Ley General de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, toda forma de violencia contra ellas y ellos es injustificable, por lo que queda prohibido el castigo corporal y humillante.
Por supuesto, el uso de la chancla constituye, en sí, un castigo corporal prohibido por estos códigos y leyes.
Por otro lado, en Estados Unidos los integrantes de la Asociación Americana de Psicología aseguran que los chanclazos no son la mejor manera de educar a los hijos.
Según esta agrupación, la práctica de “la chancla” es algo que con el reciente estrés causado por la pandemia de covid, y el mayor tiempo que las familias pasaron juntas, cobró más relevancia y no debe practicarse.
El mismo mensaje fue consensuado por la organización LatinX Parenting. Leslie Priscilla Arreola Hillenbrand, fundadora de esta organización, expresó su opinión:
“La cultura de la chancla es todo lo que daña, todo lo que puede impactar a un niño negativamente en su cerebro, en su espíritu y físicamente”.
Pero hay quienes se resisten a dejar en el olvido a la chancla, como método de disciplina, y el argumento principal es que un buen "chanclazo" a determinada edad, es suficiente para llegar a una vida adulta exitosa.