MÚSICA

Organilleros comparten su pasión en calles de Nuevo Laredo

Pablo y Francisco llegaron a la ciudad para trabajar en Expomex 2022, pero aprovechan las mañanas y tardes para amenizar las avenidas principales con sus organillos

Créditos: Juan Carlos Pérez Guerra
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Desde Querétaro hasta Nuevo Laredo, Francisco y Pablo buscan ganarse la vida con sus organillos. Y aunque se encuentran en la ciudad para trabajar en la Feria de Expomex 2022, los queretanos optaron por salir a las calles durante la mañana para seguir sumando a sus ingresos.

Este jueves fue uno de los tantos días que decidieron salir para alegrarle el día a los neolaredenses con la música del organillero y el punto elegido fue en Paseo Colón y Reforma.

Desde ahí, Pablo y Francisco cargan con un organillo, que no es más que una caja que genera música.

¿De dónde vienen los organillos?

Se dice que los primeros que llegaron a México fue a finales del Siglo XIX provenientes de Austria y Alemania y se utilizaban para ambientar ferias y funciones de circo.

Justamente aterrizaron en suelo azteca durante la época del Porfiriato, cuando el presidente Porfirio Díaz tenía un gusto y fijación por todo lo que provenía de Europa.

Francisco Villa (1878-1923) llevaba un organillero en su pelotón para que le alegrara la existencia a sus hombres, incluso de ahí viene el uniforme que suelen utilizar en tonos cafés y beiges.

Tocar organillos parece simple, pero de entrada se tiene que tener la fuerza suficiente para detenerlos, pues pesan alrededor de 30 kilos. Un organillero debe mantener el instrumento en equilibrio, para luego comenzar a darle vuelta a la manija y escuchar su música.

Datos del organillo

  • Un organillero regularmente cuenta con 8 canciones
  • "Las mañanitas" y "Las golondrinas" son canciones que siempre serán compartidas
  • Cuenta en su interior con una especie de cilindro con pequeños alambres que conforman las notas de las canciones
  • Los repertorios dejaron de actualizarse hace muchos años

Así que si usted los ve en la feria o en algún punto de la ciudad, contribuya con algunas monedas (o billetes), pues tanto Pablo como Francisco viven de lo que la gente les brinda.