No se nos olvida aún cuando nuestro vecinito Samuel cacareó con bombo y platillo, a los 4 vientos bien Felipe y con tenis que iban a tener “sí o sí” una Gigafactory de Tesla en Nuevo León, específicamente en terrenos de Santa Catarina y que muchos regios iban a participar como mano de obra calificada, pero ahora, ese podría ser sólo un recuerdo de lo que nunca fue ni será.
Decía que tenía “bien amarrado” el proyecto con el señor Musk, pero este último se unió a la campaña y posteriormente al gabinete de Trump, quien tiene una postura de mantener la chamba en los United States of America, además de que amenazó con ponerle tarifas bien cariñosas a los autos fabricados en México, así que por una u otra razón, pues no era viable.
Ahora resulta que hasta se “extraviaron” los documentos públicos de la compra-venta del predio en el que pretendían construir la megafábrica, algo un poco curioso para un proyecto y transacción de tal importancia, que parecen estar echando bajo el tapete tratando de no hablar de ello para no reavivar el fuego por el fiasco, pero en su momento Samuel hizo todo el ruido posible.
Con su cacaraqueo, el gober neoleonés ilusionó a los regiomontanos que ya se veían con una megaplanta inundando Nuevo León de oportunidades laborales e incluso de los autos Tesla que iban a fabricar ahí, pero cada día que pasa esa posibilidad se aleja; tanto que ya hasta dejaron de estar disponibles las vacantes para Nuevo León en la bolsa de trabajo de la empresa de autos eléctricos.
Sólo para que quede claro, no es una burla, porque esto hubiera sido bueno para la región, pero sí un momento didáctico, con la razón que tienen los dichos, “más vale pájaro en mano que cientos volando” y “del plato a la boca se cae la sopa”.