Acercándose el día de Acción de Gracias -o Día del Pavo, como le decimos algunos locales- y ni se diga ya entrado diciembre, empiezan a arreciar las anécdotas de crueles decomisos, no de drogas, armas, etc., sino de peligrosos e ilegales pavos y otros bienes que la gente regularmente trae consigo, pero que para criterio de la ‘mexican’ aduana es a todas luces ilegal.
Anteriormente los oficiales de aduana aplicaban un criterio para estos productos, así que muchos al enfrentarse a la situación hoy en día, suelen decirle al oficial que siempre habían cruzado uno o dos pavitos en estas fechas sin que se las hicieran de jamón, pero ahora los elementos, con su formación militar, son más rígidos en aplicar lo que dice el libro; esto como parte de su encomienda de reducir la corrupción tan característica que se asocia a las garitas.
Sin duda los agentes civiles eran mucho más corruptos, aunque un poco selectivos, pues usualmente era bien severos con los que traían dólares, pero solían aplicar un criterio con los adultos mayores que sólo cruzaban un pavo o pollo para hacer una cenita, especialmente si se veían muy modestos.
Sólo para quedar claros, no es una añoranza ni ganas de regresar a la corrupción de los viejos tiempos, pero sí atender el llamado que no hace mucho el propio López Obrador, cuando aún era presidente: exhortó a aplicar el criterio.
Finalmente, como parte del momento educativo de este espacio, el librito de los oficiales de Aduanas dice que sólo se pueden cruzar pavos ahumados y bien sellados, provenientes de Estados Unidos, Canadá o Chile y que no exceda de tres piezas la fayuca.