Más de diez niños han fallecido debido a un resurgimiento de la tos ferina, una enfermedad que ha estado presente desde la época victoriana. Ante este aumento de casos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han emitido una alerta en Estados Unidos.
Los médicos han notado que cada vez más niños ingresan a urgencias con este diagnóstico, lo que genera gran preocupación debido a la alta mortalidad en menores.
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En 2024, los CDC informaron al menos 10 muertes por tos ferina en Estados Unidos, la cifra más alta desde 2017, cuando se registraron 13 fallecimientos. Además, se reportaron 35,435 casos de la enfermedad el año pasado, un número alarmante.
A nivel internacional, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) también reportó un aumento en casos de tos ferina en países como Brasil, México, Perú y Estados Unidos.
Según la OPS, este resurgimiento podría estar relacionado con la baja cobertura de vacunación contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP), particularmente durante la pandemia de COVID-19.
¿Cuáles son los síntomas de la tos ferina?
La tos ferina es una enfermedad altamente contagiosa causada por la bacteria Bordetella pertussis. Aunque puede afectar a cualquier persona, es más peligrosa para los recién nacidos y niños pequeños, ya que puede causar complicaciones graves e incluso la muerte.
En México, la Secretaría de Salud señala que los casos más comunes se dan en niños de 3 meses a 12 años.
Los síntomas iniciales son similares a los de un resfriado común: secreción nasal, fiebre y tos. Sin embargo, con el tiempo, la tos se vuelve más severa, lo que puede dificultar la respiración.
La tos ferina se transmite rápidamente, con síntomas que suelen aparecer entre una y dos semanas después del contacto con una persona infectada.
Prevención en México
En México, la tos ferina puede ser tratada con antibióticos, y en casos graves, puede requerir líquidos intravenosos. La mejor forma de prevenirla es mediante la vacunación. La Secretaría de Salud recomienda la vacuna pentavalente acelular, que protege contra la difteria, tétanos, tos ferina, poliomielitis e influenza tipo B.
Esta vacuna se administra en cuatro dosis a los 2, 4, 6 y 18 meses de edad, y un refuerzo de la vacuna DPT se da a los 4 años.
La tos ferina es fácilmente identificable debido a su característico 'silbido' y la dificultad para respirar después de un ataque de tos. Estos episodios ocurren con frecuencia por la noche y pueden durar hasta 10 semanas, lo que resalta la importancia de la vacunación para evitar la propagación de esta enfermedad.